En un mundo ideal, no habrá necesidad de organizaciones como Filantropis. La meta final de organizaciones sin fines de lucro siempre debería ser de hacerse irrelevante. Por ahora, Filantropis todavía acepta nuevos becarios cada año, con la esperanza de que los que se gradúan hayan recibido suficiente apoyo personal, académico, y profesional para ser exitosos sin Filantropis. Para Edgar Utuy, este día llegó temprano.
Edgar estaba en su cuarto año de su carrera en contabilidad cuando se enteró de que la Academia de Lenguas Mayas estaba buscando un contador. No aplicó en la primera convocatoria, pensando que no estaba calificado porque todavía no se había graduado. En la segunda convocatoria, otro becario de Filantropis lo animo a preparar su papelería y su papá también lo apoyó. “De eso se trata,” le dijo su papá. “De que apliques, de que intentes, y de una forma puede ser que te llamen para que te presentes, pero nada pierdes en aplicar.” Edgar piensa que logró el trabajo debido a una combinación de su experiencia como contador en Filantropis, las buenas referencias que le dieron este mismo equipo, y el hecho de que ya había cumplido una gran porción de su carrera. Después de seis meses de trabajo, Edgar calculó que ya no necesitaba la beca de Filantropis. “Podía hacer pagos de la Universidad con lo que recibía del sueldo y esto me apoyó bastante. Ya tenía la capacidad de poder terminar mis estudios por mi propia cuenta. Me siento orgulloso de mí mismo porque pude conseguir un buen trabajo cerca de mi casa. ¡No podía creerlo!”
La decisión de salir de Filantropis no fue fácil. “Estaba triste por dejar el programa,” recuerda Edgar. “Estuve por tres años y medio con todos los compañeros. Estar en Filantropis es divertido, como estar en familia. Disfrutamos por compartir juntos y todos somos más o menos de la misma edad. Me decía, ‘ya no voy a poder hacer esto y no voy a ver a los compañeros’. Fue algo duro para mi.” Sin embargo, Edgar estaba descubriendo que los compromisos de Filantropis y del trabajo, combinado con sus estudios, eran demasiados y tenía que dejar a uno. Sabía que una de las metas de Filantropis es que los becarios usen la educación para lograr buenos trabajos: exactamente lo que Edgar había hecho. “Me dije, ‘voy a trabajar y voy a estudiar. Fue un paso más para mi, independizarme y poder ver la vida de una forma diferente’.
Trabajando en la Academia de Lenguas Mayas fue un gran ajuste. Es una organización federal, así que los sistemas naturalmente son más estrictos que en una ONG y los sistemas de contaduría son diferentes también. Edgar es el único contador y dice que puede ser un poco solitario. “Es menos el trabajo en equipo que en Filantropis, pero poco a poco me voy acostumbrando y adaptándome a esto.” Edgar es el único Chajulense en su equipo. La sede de la Academia de Lenguas Mayas donde trabaja Edgar se dedica a la perseverancia de los dialectos del Ixil que se habla en Cotzal, Nebaj, y Chajul a través de clases, talleres, servicios de traducción, y más. Además de aprender los nuevas sistemas de contabilidad, Edgar tiene que aprender a hablar en los otros dos dialectos de Ixil para poder comunicarse mejor con sus colegas y miembros de la Comunidad. Así que Edgar está aprendiendo a manejarlo bien. Tal vez demasiado… ¡A veces lo usa por accidente cuando saluda a su propia gente de Chajul! Aunque el trabajo tiene sus retos, le cae bien. “Es muy interesante para mi porque es otra cosa que estoy aprendiendo,” dice Edgar. “Me siento satisfecho por haber logrado tener este trabajo y estoy luchando cada día para poder hacerlo mejor.”
Edgar no es el único becario que ha mencionado las dificultades en la transición de la “familia de Filantropis” al mundo de trabajo profesional. Filantropis ofrece varias capacitaciones con temas de desarrollo profesional, pero el equipo está contemplando cómo se podría preparar mejor a los becarios para el cambio de ambiente, sin perder el sentido de familia que le hace tan especial. Aunque fue triste despedir a Edgar, Filantropis está increíblemente orgulloso del trabajo que él ha hecho para llegar a este punto. Cerró pensum el 2019, su paso ahora es su maestría. Sabemos que será excelente en cualquier camino que elija y esperamos que siga visitando Filantropis de vez en cuando. En su visita más reciente, Edgar miraba a su alrededor en la oficina y dijo, “Me siento feliz por todo el apoyo que me brindaron acá. Creo que nunca me van a dejar porque siempre he pasado aquí para saludar a los compañeros y cuando paso aquí es como estar en familia con personas que he conocido por mucho tiempo. Es algo que nunca voy a olvidar.”
Escrito por: Caitlin Mendenhall